Buenas noches, amigos del murciélago.
El tempo es algo necesario en cualquier narración.
Uno quiere avanzar y avanzar, que las páginas se vayan llenando con celeridad para llegar a esa escena que te tiene obsesionado: el ansiado desenlace.
Pero no puede ser.
La historia debe respirar, coger su propio ritmo. No debemos precipitarnos. Hemos de sentir que las cosas suceden en el momento justo, ni antes ni después. Eso no se aprende, simplemente tu instinto te dice cómo y cuando. Sientes como una comezón interior cuando sabes que te has anticipado demasiado. Durante un tiempo puede que te resistas al prurito de la conciencia narrativa, pero sólo tienes dos opciones: puedes dejar las cosas como están y asumir que lo que has hecho podría estar mucho mejor, o puedes actuar en consecuencia y repasar, corregir e incluso reescribir el trabajo.
Me encanta hablar sobre narrativa porque siento que todo lo que se puede decir sobre la construcción de un cuento se puede también aplicar a la propia vida. Será por eso que triunfa la fiebre del "story telling".
Pero ahí va el capítulo de la semana:
NO ME LLORES
5: MARKETING DEL BUENO
[...] Puesto que teníamos un prototipo totalmente operativo, Casamajor tuvo los diseños de fabricación totalmente listos en apenas dos semanas. En ese tiempo descubrimos otra de las ventajas del “silenciador Villegas”, o mejor dicho, del DON’T CRY MACHINE: su fabricación no supondría demasiados dolores de cabeza. Era, lo que se suele llamar, un “proyecto viable” [...]
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Espero que disfrutéis la lectura. Recordad que tenéis aquí los anteriores capítulos: NO ME LLORES.
¡UN CUENTO A LA SEMANA!
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