Buenos días, amigos del murciélago.
Recién llegado de unas reparadoras vacaciones, ayer por la tarde fui directo a Plaça Catalunya para unirme a los indignados.
Comprobé maravillado como se había organizado la resistencia de la plaça. Se practicaba el debate público en un tono de respeto del que muchos tertulianos profesionales carecen. Escuché una maravillosa conferencia de Arcadi Oliveras, al que cientos de personas se esforzaban en escuchar a pesar de los rudimentarios medios de megafonía que disponían los organizadores.
Últimamente pesaba en mí el desánimo al comprobar la pasividad de la gente frente a tanto y tanto abuso. No lo digo por decir; lucho contra ello cada día en mi trabajo con resultados más bien mediocres.
Así que todo esto me da esperanzas. Esperanza de que entre todos hagamos saber a los que están arriba que ya es hora de nos escuchen. Que si estiran demasiado de la soga, ésta se acaba rompiendo, y la historia está llena de ejemplos. La gente aguanta y aguanta hasta que no puede más. Entonces estalla una Revolución Francesa, una Revolución Proletaria o una Revolución Árabe. Y ya no hay vuelta atrás.
Más les valdría tenernos un poco más de respeto.
Como curiosidad os comento la propuesta de un hombre que, medio en risa medio en serio, pedía a través de un megáfono que, igual que nosotros firmamos un contrato laboral, lo firmen también los políticos electos; y si no cumplen... ¡A la calle!
Yo quisiera añadir mi propia propuesta. Y es que se debería eliminar la presunción de inocencia para los políticos electos. ¡Presunción de culpabilidad ya! Una vez elijamos a nuestros representante en las urnas, estos deberían cumplir su mandato desde la cárcel. Así nos ahorramos tiempo y dinero. Si cumplen su programa sin robarnos entonces les soltamos.
¿Qué os parece?
Y ya para finalizar quisiera colgar un panfleto muy revelador que ayer estaban repartiendo unos chicos. Juzgad vosotros mismos:
Nos leemos pronto.
¡UN CUENTO A LA SEMANA!
No hay comentarios:
Publicar un comentario